El lenguaje televisivo está determinado por su naturaleza visual y auditiva. En ella, se conjugan el lenguaje visual o imágenes (lenguaje del cine), el lenguaje auditivo verbal y no verbal (lenguaje radiofónico) y el lenguaje periodístico, sobre todo, en las informaciones (noticias, reportajes, etc.).
Son documentos o textos audiovisuales los filmes de la industria cinematográfica o los mensajes televisivos que de forma ininterrumpida y en distintos formatos ofrece el medio televisión.
Estos documentos utilizan también un código mixto que relaciona signos de distinto tipo:
• Signos icónicos: Son las imágenes en movimiento. En ellas reside la gran fuerza comunicativa de los mensajes audiovisuales.
• Signos lingüísticos: Son las palabras habladas que acompañan a las imágenes en un documento audiovisual.
• Signos sonoros constituidos por la música, los ruidos, el silencio y los efectos especiales.
• Signos icónicos: Son las imágenes en movimiento. En ellas reside la gran fuerza comunicativa de los mensajes audiovisuales.
• Signos lingüísticos: Son las palabras habladas que acompañan a las imágenes en un documento audiovisual.
• Signos sonoros constituidos por la música, los ruidos, el silencio y los efectos especiales.
Las características del discurso televisivo.
• Fragmentación. Los distintos programas pierden autonomía y son dependientes entre sí. Lo que da unidad a la fragmentación es la publicidad.
• Apertura o falta de cierre. No concluye nunca, es el propio espectador quien determina la duración del mensaje.
• Espectacularidad. Su ingrediente esencial es el espectáculo.
• Ideología. El discurso televisivo transmite códigos ideológicos tradicionales.
• Incitación al consumo.
• Banalización de contenidos. Con el fin de llegar al mayor número de gente los mensajes televisivos falsean la realidad y la reducen a estereotipos.
• Predominio de lo emocional sobre lo racional.
• Fragmentación. Los distintos programas pierden autonomía y son dependientes entre sí. Lo que da unidad a la fragmentación es la publicidad.
• Apertura o falta de cierre. No concluye nunca, es el propio espectador quien determina la duración del mensaje.
• Espectacularidad. Su ingrediente esencial es el espectáculo.
• Ideología. El discurso televisivo transmite códigos ideológicos tradicionales.
• Incitación al consumo.
• Banalización de contenidos. Con el fin de llegar al mayor número de gente los mensajes televisivos falsean la realidad y la reducen a estereotipos.
• Predominio de lo emocional sobre lo racional.
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