Y entonces cuando abrío el cajón se dio cuenta que allí estaba lo que buscaba, aquello con lo que ella tantas tantas veces se había lastimado, aquello que la hacía sentir bien cuando la realidad la consmía y al mismo tiempo le hacia tanto mal.
Unas luces amarillas iluminaban su cuarto mientras ella inundada en su llanto trataba de olvidar lo pasado.
El reflejo de la luna se perdio de la ventana mientras ella danzaba. De nuevo la extraña revelación llegó a su mente y mejor la cortinas cerro.
Tenía ganas de abrir la gran puerta de madera del closet, de ver lo que había hecho.El miedo la recorría porque no sabía lo que le esperaba. Poco a poco asomando los ojos dentro del obscuro lugar se aseguraba que el mostruo ya no estaba ahi, que todo había sido un horrible sueño y el sufriento ya habia terminado.
GRITO con tanto temor que hasta se le enchino la piel. Salío corriendo del cuarto. Lídia no sabía que hacer, tenía una mente desesperada solo quería olvidar lo que había visto, esa horrible imagen de aquel cuerpo ensangrentado guardado en el closet.
Miro sus manos, el color rojo las empapaba, ella no lo podía creer; el montruo era ella, la devoradora de almas estaba dentro de ella y no podía saciar su sed de venganza.
Regreso al closet, sin piedad abrio la enorme puerta. Sus manos se deformaron, su postura cambio, se encorvo hasta que los huesos de la espalda fueron visibles, sus grandes y afilados dientes sobresalieron de su asqueroso hocico y comenzó a devorar el pequeño recuerdo que le quedaba ...
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